Pájaro Bobo Mayor (Coccyzus longirostris)

Este majestuoso cuclillo de casi medio metro es el más común de las cuatro especies de pájaros bobos presentes en La Española, además de uno de los más hermosos. Las plumas de su larga cola, que comprende más de la mitad de su esbelto cuerpo, forman contrastantes bandas alternas blancas y negras. Su dorso y pecho son grises, su garganta es blanquecina a anaranjada y sus alas son de color canela. Sus ojos son muy distintivos: están rodeados de un anillo donde la piel desnuda es roja brillante. El sonido más común que hace es un prolongado y ronco ke ke ke ke ke ke ke ke ke ke ke ke en tonos descendentes, que resuena en todo el bosque y es la mejor forma de avisarnos de su presencia. También hace un sonido tuc wuh h h gutural que al parecer originó su nombre de takó en Haití, empleado a veces en zonas fronterizas de República Dominicana.

El pájaro bobo mayor es un ave muy curiosa: cuando una persona se le acerca, a menudo se queda mirando fijamente al intruso con muchos movimientos de cabeza o acercándose sin miedo alguno. De ahí viene su nombre común de “pájaro bobo”, porque puede ser fácilmente capturado o cazado, incluso con sólo un tirapiedras. Puede encontrarse a cualquier hora y ambiente en que haya vegetación (incluyendo cafetales y parques y jardines urbanos), desde el nivel del mar hasta unos 1,700 metros.

LC Preocupación menor

Estado de Conservación

A pesar de su nombre, el pájaro bobo mayor no es nada tonto a la hora de cazar sus presas. Estas consisten mayormente en lagartos e insectos grandes, como cucarachas, saltamontes, grillos, orugas y chicharras (de ahí su nombre de cuco o cuclillo lagartero en inglés). De hecho, los agricultores de tabaco de República Dominicana lo aprecian mucho porque se come gustosamente las orugas que atacan las hojas de este cultivo. Es un ave esbelta con mucha gracia, pero difícil de seguir en un bosque tupido por su manera de “caminar” en los árboles. Se desplazan con seguridad a grandes pasos entre las ramas de árboles y arbustos, a menudo acachándose y procediendo sigilosamente o “arrastrándose como grandes ratas entre las ramas cercanas al suelo” hasta atrapar su presa.

“Este muchacho no quiere comer, hay que cocinarle un bobo.” Expresión popular campesina, recogida por Simón Guerrero
“Es verdaderamente un ave de mucha belleza y gracia.” Anabelle Stockton de Dod

Cuando le toca volar, lo hace con rápidos aletazos que terminan en planeo con sus plumas primarias abiertas, algo que recuerda las descripciones de los supuestos métodos de vuelo de Archeopteryx, el ave fósil más antigua que se conoce. Afortunadamente, sigue siendo un ave generalmente común en su hábitat, aunque continúa siendo perseguido por la arraigada creencia dominicana de que comer su carne sirve para curar el asma, la indigestión, la artritis y/o dar apetito a enfermos y niños desganados. Esta aberrante superstición le ha hecho mucho daño a esta beneficiosa y simpática ave, sobre todo en los campos. Felizmente, el ave ha logrado adaptarse a las zonas urbanas y semi-urbanas, donde todavía abundan lagartos y cucarachas y los niños prefieren los video juegos a los tirapiedras.