El chirrí de Bahoruco es otra de las aves de alta montaña de La Española, considerada por algunos como una de las especies más amenazadas de la isla. El nombre de su género es Calyptophilus, que significa “amante del escondite.” Este nombre fue sin duda motivado por la timidez y tendencia a esconderse que caracterizan a esta ave, siendo muy difícil de observar. Sin embargo, cuando le toca defender su territorio, sale prestos al encuentro de cualquier intruso, cantando a viva voz. El chirrí de Bahoruco se trata de un ave con cola larga y erguida como un ruiseñor, pero de color marrón encima y mayormente blanco debajo. El doblar del ala tiene un poco de amarillo y en muchos individuos puede verse una manchita amarilla frente al ojo cuando se estresa o está actuando agresivamente.
El chirrí de Bahoruco puede distinguirse del de la Cordillera Central por ser más grande, carecer de anillo alrededor del ojo y tener menos colorido que su pariente. De cualquier modo, se conoce muy poco acerca de ambas especies, y muchos de los escritos existentes de estas aves están a menudo mezclados, pues estuvieron por un tiempo catalogados como una sola especie (Calyptophilus frugivorus). Sin embargo, sus distribuciones son diferentes, como reflejan sus nombres comunes en inglés (chirrí del Este y chirrí del Oeste). Mientras que el chirrí de Bahoruco está en las altas montañas del Massif de La Hotte, Massif de la Selle y la Sierra de Bahoruco al suroeste de la isla, el chirrí de la Cordillera Central está más hacia el este, en La Cordillera Central y las Sierras de Neiba y Martín García.
Ayudado por sus fuertes patas, el chirrí de Bahoruco es un ave que se alimenta entre matorrales densos sobre el suelo o cerca de él. Aunque se ha visto a una elevación de unos 750 metros, esta ave suele preferir las montañas altas (hasta 2,200 metros de elevación), frías y húmedas donde hay vegetación tupida. El silbido de su canto melodioso puede escucharse todo el año, especialmente al amanecer, y consiste en numerosas repeticiones de chip-chip-swerpswerp- swerp o chirrí-chirrí-chirrí-chip-chip-chip. Su llamado es una aguda percusión que suena tink-tink-tink que a menudo anuncia la presencia del ave, escondida entre la espesa vegetación. Sus nidos, descubiertos por primera vez en 2002, son relativamente grandes, toscamente construidos, con forma de un cuenco con una cubierta parcial en forma de domo, los cuales coloca entre 1 y 1.5 metros sobre el suelo entre vegetación muy espesa.
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Los materiales de construcción de nido consisten en palitos, tallos verdes, hojas latifoliadas, zarcillos de bejucos o lianas, musgos y líquenes. Sus huevos son azul claro con pintas marrones. Hoy se considera al chirrí de Bahoruco como una especie vulnerable a la extinción según la lista roja de especies amenazadas de la UICN y como una especie en peligro según la lista roja de República Dominicana. Su dependencia casi exclusiva de los bosques húmedos de alta montaña de La Española, uno de los hábitats más amenazados de la isla, la hacen muy susceptible a desaparecer. Por esto, para ésta y muchas otras especies, se hace urgente proteger los remanentes de estos bosques, especialmente en la Sierra de Bahoruco, el único lugar en que se encuentra esta ave en la República Dominicana