Carpintero de
La Española (Melanerpes striatus)

A pesar de su mala reputación en los campos de La Española, el carpintero es un ave admirablemente elegante y colorida, de carácter vivaz y social. Tiene el dorso cebrado con rayas negras y amarillas, su vientre es olivo-cremoso y su frente y cara son de color grisáceo contrastando con el brillante rojo de su nuca. La coronilla del macho adulto del carpintero está adornada de rojo vivo, mientras que la hembra mantiene una coronilla negra. Su erguida silueta apoyada de troncos y ramas y distintivo vuelo ondulado pueden observarse en casi todos los ambientes de la isla, desde pastos con esparcidas palmas a densos bosques de montaña. Al igual que otros pájaros carpinteros del mundo, éste se destaca por su fuerte pico alargado, diseñado para taladrar y agujerear troncos de árboles y palmas en su diligente búsqueda de insectos y larvas, ayudando así al control de plagas.

Un estudio reciente indica además que esta ave consume una mayor cantidad de frutos que lo que se creía, resaltando así su importancia también en la dispersión de semillas y r ecuperación de bosques. Pero ninguna otra ave de La Española merece más que el carpintero el título de “ingeniero.”

En su diligente labor de crear cavidades para su anidamiento en troncos, provee la disponibilidad de huecos para el nido de una gama de especies de aves, como la cotorra y el trogón de La Española, y como refugio de algunos reptiles, como la boa de la Española.

LC Preocupación menor

Estado de Conservación

El carpintero jugaba un importante papel en la cultura Taína de La Española y Puerto Rico. Los colonizadores españoles describen el mito del pájaro inriri (carpintero), que fue capaz de crear a la mujer al taladrar personas sin género, tras el secuestro de todas las mujeres en la aldea. La silueta inconfundible del inriri aún se aprecia en las pictografías de la cueva de la Cidra en la Cordillera Central. Hoy, esta ave sigue formando parte de la cultura del campesino dominicano, aunque éste no lo valore mucho. Frases como “no lo odio, pero no lo quiero,” “el diablo no tiene control” y “el único dañino de los pájaros” caracterizan las opiniones de los agricultores sobre el carpintero. Esto se debe a que a menudo se puede observar picando frutos comerciales en zonas agrícolas, incluyendo naranjas, aguacates y cacao.

“Buscaron un pájaro que se llama inriri [carpintero], antiguamente llamado inriri cahubabayael, el cual agujerea los árboles, y en nuestra lengua llámase pico. E igualmente tomaron a aquellas mujeres sin sexo de varón ni de hembra, y les ataron los pies y las manos, y trajeron el pájaro mencionado, y se lo ataron al cuerpo. Y éste, creyendo que eran maderos, comenzó la obra que acostumbra, picando y agujereando en el lugar donde ordinariamente suele estar el sexo de las mujeres.” Mito Taíno, Fray Ramón Pané

Tanto ha sido el odio por el ave “enemiga de la finca,” que el gobierno dominicano institucionalizó un programa de cacería de carpinteros en el 1976.150,151 Relatos sobre sacos de lenguas de carpinteros a ser intercambiados por rifles o dinero prevalecen en la memoria de los cacaotaleros dominicanos. Aunque la cacería del carpintero fue prohibida, los campesinos continúan el control de esta especie al colocar espantapájaros, objetos brillantes y paños rojos en sus fincas, y hasta utilizan bazucas o fuegos artificiales caseros para “espantar” al carpintero.152 A pesar de esto, el bullicioso canto a carcajadas del carpintero continúa dominando los paisajes de nuestra isla.